
Historia del agua. Aljibe Redondo y Aljibe del Veneno

Situados en el entorno del pueblo de La Oliva, actualmente en la travesía de la carretera hacia El Cotillo junto al caserío conocido como La Orilla, este conjunto de dos aljibes es una de las mejores muestras del esfuerzo e ingenio que han derrochado los pobladores de Fuerteventura para adaptarse al medio árido y optimizar el aprovechamiento de los pocos recursos hídricos que ofrece la isla.
El conjunto consta de un depósito subterráneo, el Aljibe Redondo –estructura cubierta de planta circular, de 20 metros de diámetro y entre 8 y 10 de profundidad, y rodeado de anchos muros de mampostería de piedra del lugar y una mareta de menor tamaño-, un molino de viento ya desaparecido que extraía el agua del aljibe y la elevaba hasta el edificio que acoge el sistema de decantadores con el fin de filtrar el agua, y un segundo aljibe llamado Aljibe del Veneno.
Su pervivencia hasta nuestros días es un bello ejemplo arquitectónico, etnográfico y cultural representativo de los múltiples aljibes, caños, maretas, alcogida, albercas… que se encuentran dispersos por todo el municipio. Según recoge el proyecto del Ayuntamiento, los datos han sido obtenidos del Archivo Municipal y gracias a la colaboración de los vecinos Pedro Carreño y Antonio Cabrera.
Tanto el aljibe Redondo como el del Veneno son de propiedad municipal desde tiempos inmemoriales y fueron habilitados para suministrar de agua al pueblo de La Oliva, sobre todo en los periodos de escasez. Esta zona fue rehabilitada en el año 1.951, a través de una subvención de la Dirección General de Regiones Devastadas de 400.000 pesetas y otra cuantía menor aportada por el Ayuntamiento. Las obras consistieron en el techado del aljibe Redondo, la instalación de un molino y la colocación del filtro para el agua, llevadas a cabo por la empresa Entrecanales.
El informe municipal recoge como «los vecinos recuerdan a un empleado del Ayuntamiento, casi siempre el guindilla, que era el que a una hora determinada del día, normalmente sobre el mediodía, distribuía el agua, pudiendo llevar una cantidad de acuerdo con los miembros de la familia y que se iba pagando a un precio estipulado, tan pronto como se te llenara el recipiente. Las gentes del pueblo aparecían a la hora prevista y el suministro se hacía por orden de llegada. Llenaban todo tipo de envases: barricas, garrafones de cristal, latas, cacharros y baños; unos se cargaban en las bestias (burros y camellos); y el resto los cargaban las mujeres sobre la cabeza, poniéndose entre la cabeza y el envase un rólete hecho con telas para atenuar el daño producido por el contacto. A este rólete se le dominaba el ruedo».
El aljibe Redondo junto al del Veneno, son de propiedad municipal desde tiempos inmemoriales y fueron habilitados para suministrar de agua al pueblo de La Oliva, sobre todo en los periodos de escasez. Esta zona fue rehabilitada en el año 1.951, a través de una subvención de la Dirección General de Regiones Devastadas de 400.000 pesetas y otra cuantía menor aportada por el Ayuntamiento. Las obras consistieron en el techado del aljibe Redondo, la instalación de un molino y la colocación del filtro para el agua, llevadas a cabo por la empresa Entrecanales.
[su_note note_color=»#efd5ad»]Veneno contra los corsarios. El nombre de Aljibe del Veneno se remonta al siglo XVIII, haciendo alusión a lo acaecido en relación a un desembarco pirata en El Cotillo. Como recoge el historiador Carlos Vera en un artículo publicado en la revista La Bocaina, el Coronel de la época, alertado de la situación y sabedor de que el primer punto de abastecimiento era este depósito, ordenó verter veneno en el agua con la esperanza de que bebieran los corsarios. Así ocurrió, dándose muerte a todos los invasores y quedando ese nombre para el resto de la historia.[/su_note]
Calificaciones
5%
Resumen Situados en el entorno del pueblo de La Oliva, actualmente en la travesía de la carretera hacia El Cotillo junto al caserío conocido como La Orilla, este conjunto de dos aljibes es una de las mejores muestras del esfuerzo e ingenio que han derrochado los pobladores de Fuerteventura para adaptarse al medio árido y optimizar el aprovechamiento de los pocos recursos hídricos que ofrece la isla.
Comentarios Recientes